En una época en la que la historia y la tecnología se entrelazan, la archivística digital se ha convertido en una parte esencial de la preservación del patrimonio humano. Instituciones de todo el mundo están digitalizando manuscritos históricos, periódicos, mapas y fotografías, transformándolos en formatos digitales accesibles y consultables. Este proceso abre nuevas vías de trabajo remoto, permitiendo a las personas contribuir de forma significativa mientras ganan dinero desde casa. A continuación, exploramos cómo funciona esta oportunidad, qué habilidades se requieren y cuáles son los ingresos reales en 2025.
Los archivistas digitales colaboran a distancia con bibliotecas, museos, universidades y fundaciones privadas para escanear, etiquetar y catalogar contenido histórico. Sus tareas pueden incluir convertir textos manuscritos a formatos mecanografiados, revisar la precisión de OCR (reconocimiento óptico de caracteres), etiquetar metadatos o estructurar el contenido del archivo de forma lógica. A medida que aumenta la demanda de acceso digital a documentos históricos, este tipo de trabajo continúa expandiéndose tanto en alcance como en viabilidad financiera.
Una de las principales tendencias en 2025 es la descentralización de estos roles. Más instituciones están subcontratando tareas a autónomos o trabajadores remotos mediante proyectos de digitalización específicos. Las oportunidades se publican con frecuencia en sitios web universitarios, portales de empleo freelance e incluso en programas de patrimonio local financiados por gobiernos o la UE.
No es necesario contar con un título universitario en historia para trabajar en este campo, aunque el conocimiento de contextos históricos, idiomas (especialmente latín, alemán o francés) y herramientas digitales proporciona una ventaja. Lo más importante es la atención al detalle y la capacidad de seguir los protocolos archivísticos.
Las herramientas principales utilizadas por los archivistas digitales en 2025 incluyen escáneres de alta resolución, Adobe Acrobat, software de transcripción, sistemas de metadatos como Dublin Core y repositorios en la nube como Preservica u Omeka. Los trabajadores principiantes pueden no necesitar todos estos recursos, ya que muchos empleadores ofrecen acceso a sus sistemas internos y materiales de formación.
Habilidades sólidas de mecanografía, buen dominio del inglés y experiencia con hojas de cálculo (Excel o Google Sheets) suelen ser suficientes para comenzar. El conocimiento de XML y esquemas archivísticos es una ventaja, pero no imprescindible. Las organizaciones también valoran a quienes comprenden la normativa de privacidad y los aspectos legales relacionados con los materiales escaneados.
Los cursos gratuitos del Digital Preservation Coalition o Europeana pueden ayudarte a adquirir conocimientos básicos. Realizarlos antes de postularse mejora tanto tu confianza como tu credibilidad frente a coordinadores de proyectos o curadores.
Los puestos remotos en archivística digital están disponibles a través de diversos canales. Portales como Indeed, Upwork y Freelancer.com publican ocasionalmente estas vacantes, aunque las fuentes más fiables incluyen páginas de empleo de archivos nacionales, iniciativas patrimoniales europeas o proyectos universitarios como British Library Labs o Transcribathon de Europeana.
Una fuente constante de demanda proviene de proyectos de transcripción colaborativa. Zooniverse, por ejemplo, publica con regularidad convocatorias para voluntarios y trabajadores remunerados para digitalizar cartas, diarios históricos y cuadernos de bitácora. Aunque muchos de estos son proyectos voluntarios, algunos —especialmente los financiados con subvenciones académicas— ofrecen tarifas fijas o por hora.
Normalmente, los solicitantes deben enviar un formulario breve o correo electrónico describiendo su interés y disponibilidad. Se valoran mucho los portafolios con trabajos anteriores o ejemplos de transcripción. Si no tienes experiencia, puedes enviar un archivo de prueba bien formateado y con metadatos consistentes para aumentar tus posibilidades.
En junio de 2025, las tarifas medias para trabajos de archivo digital en nivel inicial oscilan entre £10 y £18 por hora, dependiendo de la complejidad y requisitos lingüísticos. Para tareas más especializadas o materiales raros, las tarifas pueden superar £25 por hora. El pago suele realizarse mediante PayPal, Wise o transferencia bancaria tras la finalización de tareas específicas.
La mayoría comienza de forma parcial, dedicando entre 10 y 20 horas semanales. Las oportunidades a tiempo completo son poco comunes salvo contratación directa. Los proyectos por encargo ofrecen más flexibilidad, aunque con fechas límite. Los freelancers pueden ganar entre £400 y £1000 al mes, con ingresos mayores si gestionan múltiples encargos.
La constancia es fundamental. Los colaboradores de largo plazo que entregan trabajos de alta calidad suelen recibir prioridad en futuras asignaciones o recomendaciones. Mantener una comunicación clara y profesional fortalece la relación con los coordinadores de proyectos.
Trabajar con datos históricos requiere sensibilidad ética. En 2025, muchas instituciones priorizan la privacidad, especialmente cuando se digitalizan documentos del siglo XX con contenido personal o político. Se espera que los trabajadores manejen este material con discreción, a menudo firmando acuerdos de confidencialidad.
Las barreras lingüísticas también representan un desafío. Muchos archivos contienen documentos en variantes antiguas o dialectales, lo que exige deducción lingüística o traducción básica. Aunque las herramientas como DeepL o Google Translate ayudan, no son infalibles, por lo que el criterio humano sigue siendo esencial.
Otro aspecto es la carga emocional. Materiales históricos como cartas de guerra, expedientes médicos o informes policiales pueden ser perturbadores. Los trabajadores deben establecer límites personales y acudir a foros de apoyo o guías éticas ofrecidas por universidades para evitar el agotamiento emocional.
El éxito en este campo crece a través de la experiencia y las recomendaciones. Muchos archivistas freelance crean sitios personales o usan repositorios como GitHub para mostrar sus proyectos finalizados y describir su metodología. Demostrar el proceso es tan valioso como mostrar el resultado final.
Establecer redes a través de asociaciones profesionales como Archives and Records Association (Reino Unido e Irlanda) o participar en simposios virtuales puede generar nuevas oportunidades. En 2025, muchos proyectos de digitalización reclutan directamente desde estos entornos, en lugar de publicar anuncios abiertos.
Finalmente, la experiencia archivística digital es una buena base para pasar a otros campos como humanidades digitales, trabajo en museos o edición histórica. Muchos freelancers usan esta experiencia para acceder a empleos más estables en instituciones públicas o ONGs.